Exceso de estrés y agotamiento suprarrenal


 

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Apreciado Amigo/a:

Esta semana vamos a tratar el exceso de estrés y agotamiento suprarrenal.

Espero que le guste

Un abrazo,

Ignacio Chamorro

Director de Instituto Clark España

Miembro de la Dr. Clark Research Association


 

Las glándulas suprarrenales son unos pequeños órganos situados en la parte superior de cada riñón y que segregan varias decenas de hormonas cuya función es regular el equilibrio entre sodio y potasio, la respuesta a los agentes estresores, la glucemia y algunos caracteres sexuales secundarios. Las suprarrenales segregan básicamente los siguientes tipos de hormonas:

1. Catecolaminas

2. Mineralcorticoides

3. Glucocorticoides

4. Andrógenos

 

1) Entre las catecolaminas, destacamos adrenalina y noradrenalina, son hormonas encargadas de inducir una serie de cambios en el organismo de manera que este sea capaz de afrontar situaciones de estrés agudo. El médico Hans Seyle (1907-1982) fue el primero en identificar y estudiar el fenómeno del estrés y la respuesta orgánica hacia el mismo. Dividió los estadios de respuesta orgánica al estrés en tres fases:

  • Fase de alarma (luchar o huir).
  • Fase de adaptación.
  • Fase de agotamiento.

Las catecolaminas son las principales protagonistas en la fase de alarma. Inducen una serie de cambios en los tejidos de manera que el organismo sea capaz de afrontar un peligro inminente. Los principales efectos de la adrenalina son:

  • Dilata los bronquios favoreciendo la respiración.
  • Aumenta la sudoración.
  • Contrae los vasos periféricos (por eso produce palidez) y dilata los vasos coronarios, es decir, los que irrigan al corazón.
  • Reduce el apetito.
  • Dilata la pupila, de modo que entre más luz en el ojo y la visión pueda ser mejor.
  • Acelera el pulso.
  • Eleva el azúcar en sangre (en momentos de peligro una hipoglucemia súbita sería fatal)
  • Aumenta el estado de alerta y la agresividad.

 

2) Los mineralcorticoides, de los cuales el más representativo es la aldosterona, se encargan de aumentar la excreción de potasio y reducir la de sodio.

Los glucocorticoides son hormonas que se segregan en respuesta al estrés prolongado, es decir, cuando la fase de lucha o huida se prolonga durante varios días, el organismo entra en la fase de adaptación, en la cual las catecolaminas ceden el puesto a los glucocorticoides. Los glucocorticoides ejercen los siguientes efectos:

  • Elevan la glucemia al aumentar la gluconeogénesis (formación de glucosa a partir de aminoácidos y glicerol) y disminuir la captación de glucosa por los tejidos. Este efecto tiene la finalidad de asegurar un suministro constante de glucosa al cerebro.
  • Aumentan la degradación del colágeno y la masa muscular con el objetivo de que se liberen suficientes aminoácidos a la sangre de manera que puedan ser transformados en glucosa.
  • Reduce la absorción de calcio.
  • Reduce la excreción de sodio y además aumenta la diuresis de modo significativo.
  • Reduce la inflamación al inhibir la liberación del ácido araquidónico presente en las membranas celulares (inhibición de la fosfolipasa A2).
  • Disminuye la retención de datos o recuerdos en el hipocampo.
  • Reduce la actividad del sistema inmunológico y con el tiempo generan atrofia del timo.
  • A medio y largo plazo el cortisol produce obesidad abdominal.

 

3) Los glucocorticoides segregados en mayor cantidad son el cortisol y la corticosterona.

Cuando el estrés se prolonga y excede la capacidad de adaptación del organismo las glándulas suprarrenales se atrofian y entramos en la fase de agotamiento. La fase de agotamiento se produce al cabo de varios años.

 

4) Los andrógenos suprarrenales son fundamentales para el mantenimiento de la integridad orgánica. Uno de los más conocidos y estudiados es la DHEA, también conocida como dehidroepiandrosterona. Esta hormona fue identificada por primera vez a mediados de los años treinta y es exclusiva del ser humano y otros primates. La DHEA se halla muy vinculada al proceso de envejecimiento pues a partir de los 25 años los niveles de dicha hormona comienzan a descender progresivamente y esa disminución es responsable de un deterioro general del estado físico y de muchos de los síntomas típicos del envejecimiento. Otro andrógeno suprarrenal es la androstenediona, de efectos mucho más débiles que la testosterona. A su vez, los andrógenos pueden reaccionar con la aromatasa y dar lugar a la formación de estrógenos. En total, entre mineral corticoides, andrógenos, estrógenos, progestágenos y glucocorticoides, se han identificado más de medio centenar de esteroides suprarrenales.

 

TRATAMIENTO DEL AGOTAMIENTO SUPRARRENAL

Hoy en día como consecuencia de las tensiones mentales prolongadas, entrenamiento deportivo excesivo, escasas horas de sueño profundo, hipoglucemia, carencias nutricionales, exceso de trabajo, etc., las glándulas suprarrenales se resienten y es muy frecuente encontrar cuadros de agotamiento suprarrenal, especialmente subclínico. Los síntomas son muy diversos e incluyen aumento de la inflamación, depresión, cansancio, inapetencia, escasa producción de jugo gástrico, delgadez, pérdida de fuerza muscular, hipotensión, especialmente ortostática (leve sensación de desvanecimiento y visión borrosa tras levantarse después de haber estado bastante tiempo tumbado o en cuclillas), pulso lento y escasa capacidad para realizar esfuerzos físicos o mentales. Muchas veces el agotamiento suprarrenal pasa desapercibido al terapeuta debido a que los síntomas son muy poco específicos.

Nuestro tratamiento del agotamiento suprarrenal habrá de fundamentarse en los siguientes pilares:

  • Altas dosis de ácido ascórbico (vitamina C)
  • Dosis de varios gramos de ácido pantoténico (vitamina B5)
  • L-Tirosina
  • Magnesio
  • Reposo
  • Dieta de baja carga glucémica, preferiblemente cetogénica.
  • Administrar suficiente sodio para compensar las pérdidas del mismo que se producen como consecuencia de una secreción inadecuada de glucocorticoides y mineral corticoides, pero siempre procedente de sal del Himalaya o sal marina.

Veamos cómo llevar todo ello a la práctica:

ACIDO PANTOTÉNICO

El ácido pantoténico es uno de los nutrientes más importantes para el correcto funcionamiento de las glándulas suprarrenales. Una carencia absoluta de ácido pantoténico produce al cabo de dos semanas un cuadro de insuficiencia suprarrenal, la cual puede ser irreversible si no se corrige la deficiencia a tiempo. También es muy revelador que las dosis masivas de ácido pantoténico sean capaces de mitigar los efectos de una suprarrenalectomía (extirpación de las glándulas suprarrenales) en animales de experimentación. El único inconveniente de este enfoque terapéutico es que las dosis necesarias son muy elevadas, (de hasta 10 y 15 gramos diarios) y dado que aún no existen formulaciones de ácido pantoténico en polvo, ello exigiría que la persona tuviese que ingerir entre 20 y 30 cápsulas diarias de 500 mg., por lo que cada bote de 100 cápsulas duraría tan solo entre 3 y 5 días. Las mejores respuestas anti estrés se han observado con dosis de 500 mg. en una o dos comidas.

ÁCIDO ASCÓRBICO (VITAMINA C)

Las glándulas suprarrenales son el tejido del cuerpo con mayor riqueza en vitamina C. De hecho, las tribus amerindias de América del Norte, evitaban el escorbuto a pesar de no comer ningún vegetal durante meses debido a que nunca olvidaban ingerir las glándulas suprarrenales crudas de las piezas que abatían. La administración de dosis masivas de vitamina C es absolutamente necesario en todos los casos de agotamiento suprarrenal, en una dosificación de entre dos y tres gramos en cada una de las tres principales comidas. No debemos olvidar que la vitamina C ejerce un efecto ahorrador de ácido pantoténico, por lo que ambos nutrientes se complementan a la perfección.

TIROSINA

La tirosina ha demostrado ser muy útil como ayuda nutricional a la hora de manejar unos altos niveles de estrés durante períodos prolongados. Ello se debe a que la tirosina es precursora de las catecolaminas. Nuevamente, la vitamina C es fundamental para que se verifique adecuadamente uno de los pasos requeridos en la ruta biosintética de las catecolaminas. La dosis eficaz es de unos 50 mg./kg. Tomados 20 minutos antes del almuerzo.

MAGNESIO

Los estados de estrés aumentan la velocidad a la que el cuerpo consume magnesio. La Dra. Clark recomendaba en los casos de estrés y agotamiento suprarrenal la toma de una cápsula de 300 mg. tres veces al día para apoyar a las glándulas suprarrenales.

DESCANSO

El descanso es fundamental y uno de los pilares del tratamiento del agotamiento suprarrenal. Esto es especialmente cierto en los casos en los que el agotamiento suprarrenal se deba a un exceso de actividad deportiva extenuante, fenómeno conocido como sobreentrenamiento. De hecho, el sobreentrenamiento es básicamente un agotamiento de las glándulas suprarrenales. Es necesario asegurarnos de que el paciente duerme como mínimo 10 horas diarias de sueño profundo. En este sentido pueden ser de gran utilidad aminoácidos como la glicina, taurina o triptófano. El inositol y el magnesio, así como las vitaminas B6 y B3 ayudan también a conciliar un sueño profundo y reparador. Las grabaciones de ruido blanco son relajantes y ayudan a que el cerebro entre en un patrón de ondas más favorable al sueño. El aceite de pescado también es muy útil y aumenta la emisión de ondas alfa disminuyendo las de ondas beta. En este último caso la dosis deberá ajustarse en función del perfil de ácidos grasos y nunca de modo empírico.

CONTROLAR LA HIPOGLUCEMIA

La hipoglucemia es uno de los mayores estresores del organismo. Ello se debe a que las suprarrenales son uno de los órganos encargados de impedir que la glucemia descienda por debajo de un punto crítico incompatible con una adecuada función orgánica. Si debido a una alimentación muy alta en carbohidratos, la secreción de insulina se dispara tres o más veces por día, la glucosa descenderá notablemente y para contrarrestar el peligro de hipoglucemia, las suprarrenales realizan un esfuerzo extra que con el paso de los años acaba por agotarlas. El ayuno concede un gran descanso a las glándulas suprarrenales.

Ello es debido a que, tras varios días de ayuno, el organismo empieza a satisfacer la casi totalidad de sus requerimientos energéticos a partir de los ácidos grasos, cuerpos cetónicos y glicerol, todos ellos derivados de las grasas. Por este motivo, la glucosa queda relegada a un papel secundario pues existen muy pocos órganos completamente glucodependientes. Por ello, durante el ayuno prolongado la glucemia desciende a niveles de 50 mg./dl. y menos aún sin que se manifieste síntoma alguno de hipoglucemia, pues el cerebro se abastece de energía gracias a los cuerpos cetónicos. Debido a que la glucosa pasa a ocupar un papel secundario como fuente de energía de las células, el sistema encargado de su regulación descansa notablemente.

Ello queda demostrado por el hecho de que durante el ayuno prolongado los niveles de DHEA se elevan considerablemente. Dado que no se puede ayunar indefinidamente, en los años veinte se ideó la dieta cetogénica con el fin de imitar los efectos del ayuno. Dicha dieta es muy restrictiva pues no permite consumir más de 10 gramos de carbohidratos por día y es muy poco palatable debido a que se compone fundamentalmente de grasas. De cualquier modo, la suplementación con triglicéridos de cadena media permite alcanzar un grado de cetosis aceptable sin que sea necesario restringir muchos alimentos de la dieta.

 

 

Articulo escrito por Ignacio Chamorro, Miembro de la Dr Clark Research Association

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En estos artículos no recibirá consejos médicos, pero sí pautas basadas en la naturopatía, la nutrición orto-molecular y las investigaciones de la Dra. Clark. Los consejos dados no implican necesariamente que la medicina oficial esté de acuerdo con ellos.

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