TERAPIA CLARK Y SALUD RENAL
En el presente artículo voy a tratar la importancia que tiene para nuestro organismo una buena salud renal, a menudo obviada.
Espero que le guste
Un Cordial saludo,
Ignacio Chamorro
Director de Instituto Clark España
Miembro de la Dr. Clark Research Association
Actualmente se editan miles de publicaciones relacionadas con el bienestar y la salud. Existe mucha literatura (tanto divulgativa como científica) acerca de las enfermedades cardiovasculares, afecciones articulares, trastornos digestivos, depresión y ansiedad, diabetes, obesidad, osteoporosis… Pero apenas se presta atención a los riñones.
Incluso en el campo de la nutrición ortomolecular y la medicina biológica no se le ha concedido la suficiente importancia a este asunto. Por todo ello, dentro de nuestras modestas posibilidades, trataremos de suplir dicho vacío al escribir las siguientes líneas.
Un funcionamiento inadecuado de los riñones, a menudo pasa inadvertido mientras la enfermedad no se halle en una fase avanzada. Numerosos trastornos cutáneos, reumáticos y circulatorios son consecuencia de un deterioro de la función renal. Sin embargo, ningún médico especialista en dichos trastornos tiene en consideración la función renal a la hora de establecer un tratamiento.
Debemos decir que no puede existir salud cardiovascular sin una óptima función renal. Los riñones son unos órganos muy propensos a enfermarse debido a que se encuentran expuestos continuamente a una elevada concentración de substancias tóxicas.
La salud y el correcto funcionamiento del organismo dependen en gran medida de una adecuada función renal, pues esta es la que garantiza un sistema limpio de tóxicos.
En numerosas ocasiones se prescriben tratamientos depurativos sin considerar la potencia funcional de los riñones.
Frecuentemente el tratamiento da lugar a una movilización de tóxicos que sobrecargan la función renal y como consecuencia de ello se producen numerosas molestias.
Es por ello que antes de comenzar un protocolo de eliminación de metales pesados o de desparasitación en personas muy parasitadas o de movilizar los depósitos de ácido úrico en un gotoso, etc., deberemos cerciorarnos del estado de la función renal y en caso de que esta se halle comprometida (o haya dudas al respecto), estableceremos un tratamiento destinado a fortalecer dichos órganos.
Todo el mundo sabe que en caso de afecciones intestinales los probióticos y la fibra soluble son beneficiosos, que la vitamina C refuerza el sistema inmunológico, que el zinc es beneficioso para la próstata, que el aceite de pescado fluidifica la sangre, que la vitamina D refuerza los huesos, que el magnesio refuerza los cartílagos, que el triptófano reduce los síntomas depresivos, pero… ¿Qué hay de los riñones? ¿Qué nutrientes son los que fortalecen los riñones y favorecen su curación y correcto funcionamiento? Ello es lo que trataremos a continuación.
El tratamiento de las afecciones renales deberá ser capaz de:
- Activar la función mitocondrial.
- Favorecer la excreción de cristales de ácido úrico y oxálico y fosfatos, reduciendo asimismo su formación.
- Reducir la precipitación de substancias que podrán dar lugar a la formación de cálculos.
- Combatir infecciones.
- Reducir los niveles de estrés oxidativo.
Veamos cómo lograrlo:
Los riñones son unos órganos metabólicamente muy activos, por lo tanto son muy ricos en mitocondrias. Para mantener una adecuada función mitocondrial es fundamental aportar los cofactores necesarios para activar el ciclo de Krebs. Estos cofactores son las vitaminas B1, B2, B3, B5, biotina, coenzima Q10, magnesio y lisina.
Mediante el aporte de estos nutrientes aseguramos una adecuada producción de energía en las mitocondrias. Se ha descubierto que una disminución de la actividad de las mitocondrias renales conduce con el tiempo a insuficiencia renal y a su vez todos los pacientes diagnosticados con trastornos renales presentan cierto grado de disfunción mitocondrial.
Las dosis adecuadas deberán ser de al menos 100 mg. de B1, 500 mg. de B2, B3 y B5, 2 mg. de biotina, 200 mg. de Q10, 300 mg. de magnesio y 1 gr. diario de lisina 10-15 minutos antes de las 3 comidas.
La excreción de cristales de oxalato, fosfato y urato se consigue fácilmente realizando el protocolo Clark de Limpieza Renal (http://terapiaclark.info/limpieza-de-rinon/).
Lo ideal sería beber exclusivamente agua procedente de destiladora.
El ácido cítrico impide la formación de cálculos de urato y oxalato al reducir la precipitación de dichas sales. Por este motivo el zumo de limón es muy recomendable, tomando unos 100 ml. 30 minutos antes de cada comida.
El óxido de magnesio contribuye a elevar el pH de la orina y dificulta la precipitación de cuerpos cristalinos.
La carencia de vitamina A es otro factor que favorece sobremanera la formación de cálculos tanto en hígado y vesícula biliar como en riñones.
No hay que olvidar la importancia de beber 2 litros diarios de agua, siempre y cuando esta sea destilada o procedente de ósmosis inversa, pues de otro modo aumentaríamos la ingesta de numerosos tóxicos.
La producción de oxalato endógena puede disminuirse muy eficazmente mediante la ingesta de 250 a 500 mg. de piridoxina.
La excreción de urato guarda una estrecha relación con la ingesta de purinas. Los alimentos más ricos en purinas son las carnes, pescados, aves, casquería, legumbres (incluida la soja), setas y levadura de cerveza.
En casos de enfermedad renal o litiasis úrica todos estos alimentos son decididamente perjudiciales.
Una alimentación baja en purinas forzosamente lo es también en fosfatos. No olvidar que el té y el chocolate aportan muchos oxalatos.
Las infecciones son a menudo la causa de numerosos trastornos renales y sin embargo, la mayoría de las veces pasan desapercibidas. Virtualmente en todos los casos de trastornos renales graves existe infección por no una, sino varias cepas bacterianas a la vez que suele existir también una parasitosis. Desgraciadamente, los métodos convencionales de diagnóstico, la mayor parte de las veces, no detectan la presencia de patógenos.
El estrés oxidativo es otro importante factor a considerar en los casos de nefropatías. La suplementación con vitaminas E y C ejerce un efecto nefroprotector y ha demostrado ser eficaz a la hora de prevenir los daños inducidos por los diversos agentes neurotóxicos.
A pesar de las preocupaciones que existen acerca de la formación de cálculos de oxalatos que puede resultar de una ingesta “masiva” de vitamina C, dicho riesgo es más hipotético que real. Como precaución es recomendable mantener una orina con un pH neutro (reduciendo el consumo de purinas y mediante la suplementación con óxido o citrato de magnesio) y beber abundante agua procedente de destiladora.
No debemos olvidar que los riñones se benefician enormemente de una ingesta reducida de proteína, de no más de 0,4 gramos por kg. de peso. Sin embargo, dicha ingesta no pueda quizá cubrir las necesidades de algunos aminoácidos como la lisina, cisteína o glutamina, por lo que puede ser necesario suplementarlos.
No podíamos terminar este apartado sin mencionar a la taurina pues es un protector renal de primer orden. La taurina disminuye los niveles de ácido úrico, ejerce un efecto diurético, aumenta la fuerza de contracción cardíaca, reduce el estrés oxidativo y en casos de nefropatía diabética revierte la disfunción endotelial de los capilares renales.
Todo ello ha sido comprobado en estudios con humanos, siendo una de las investigaciones más interesantes la publicada en enero de 2011 en la revista Journal of the American Geriatrics Society titulado “Taurine diuretic and renal revitalizing effects in nonagenarians”. En dicho artículo se exponen los resultados de un estudio realizado con pacientes de más de noventa años que padecían insuficiencia renal y edema así como hipovolemia (hipovolemia es un trastorno consistente en que el corazón apenas tiene fuerza para contraerse y por consiguiente con cada latido expulsa muy poca sangre).
Tras 6 meses de tratamiento a base de taurina en dosis de 3 gramos diarios, los pacientes pudieron caminar por primera vez en mucho tiempo (se hallaban postrados en cama) y se redujeron espectacularmente sus niveles de ácido úrico y además el edema desaparecieron como resultado de una mejor circulación y una mayor diuresis. Si bien los enfermos renales se benefician de una severa restricción de la ingesta de proteína, la taurina no entra dentro de dicha restricción pues a diferencia de otros aminoácidos no se metaboliza en urea ni sulfato, tal como cabría esperar de un aminoácido sulfurado. La taurina excreta tal cual, con gran facilidad debido a que es hidrosoluble.
PROTOCOLO PARA LOS TRASTORNOS RENALES:
- Limpieza Renal (Clark): http://terapiaclark.info/limpieza-de-rinon/.
- Programa de Limpieza Intestinal (Clark): http://terapiaclark.info/limpieza-intestinal/
- A diario*
- Complejo B: 1 en desayuno
- Coenzima Q10 (30 mg.): 2 en desayuno, 2 en comida y 2 en cena.
- Óxido de magnesio: 1 en cena
- Vitamina E: 1 en desayuno.
- Vitamina C: 1 desayuno, 1 comida y 1 cena.
- Taurina: 3 gramos 20 minutos antes del desayuno.
- Lisina: 2 cápsulas 10-15 minutos antes de desayuno, comida y cena.
Articulo escrito por Ignacio Chamorro, Miembro de la Dr Clark Research Association
En estos artículos no recibirá consejos médicos, pero sí pautas basadas en la naturopatía, la nutrición orto-molecular y las investigaciones de la Dra. Clark. Los consejos dados no implican necesariamente que la medicina oficial esté de acuerdo con ellos.
Para cualquier consejo médico acuda a su médico!