Es relativamente frecuente ver casos de pacientes que A PESAR DE NO CONSUMIR ALCOHOL presentan altos niveles de transaminasas o hígado graso, a veces ambos; Se estima que el 25 por ciento de la población mundial padece hígado graso no alcohólico; en el caso de las personas con diabetes tipo 2, la incidencia de hígado graso no alcohólico es del 55 por ciento. La medicina alopática no dispone de ningún tratamiento eficaz, pues a una persona abstemia no se le puede aconsejar que evite el consumo de bebidas alcohólicas… En realidad, el factor que más perjudica al hígado es la disbiosis, es decir, el desequilibrio de la población de bacterias intestinales. La disbiosis aumenta la producción de toxinas de origen microbiano que entran en la sangre y que deben ser neutralizadas por el hígado, sobrecargando a este órgano, haciendo que con el tiempo se produzca una acumulación de grasa que con el paso de los años degenera progresivamente en inflamación, fibrosis, cirrosis y, en casos extremos, carcinoma hepatocelular. En realidad, el efecto tóxico del alcohol sobre el hígado es indirecto, pues el alcohol irrita y erosiona la mucosa intestinal, aumentando la permeabilidad de la misma e incrementando la absorción de toxinas bacterianas como el lipopolisacárido. En definitiva, el efecto hepatotóxico del alcohol se debe fundamentalmente a que incrementa la absorción intestinal de lipopolisacárido, una toxina altamente proinflamatoria y especialmente dañina para el hígado; por tanto, cualquier persona con un exceso de bacterias gram negativas en sus intestinos es susceptible de desarrollar hígado graso aunque no ingiera bebidas alcohólicas.
Junto con la disbiosis, los parásitos suelen ser la principal causa de hígado graso y transaminasas altas en personas abstemias; esto es debido a que los parásitos tienen una especial predilección por los conductos hepáticos y biliares, dificultando el flujo de la bilis, lo que produce inflamación, impide que el hígado pueda funcionar correctamente y a la larga favorece la formación de cálculos. Los parásitos que suele haber en hígado suelen ser Fasciola hepatica, Clonorchis sinensis y Opistorchis felineus, aunque no son los únicos.
Después de todo lo mencionado en párrafos anteriores, resulta obvio que lo primero que hay que hacer para normalizar la función hepática es corregir la disbiosis y eliminar los parásitos que pueda haber en los conductos hepáticos y biliares; para ello lo ideal es seguir durante un mes el protocolo de limpieza intestinal ideado por la doctora Hulda Clark, pues es el tratamiento de salud intestinal más efectivo que hay a día de hoy. Si deseas conocer en detalle dicho protocolo pulsa AQUÍ.
Una vez realizado el protocolo de limpieza intestinal, es recomendable seguir un protocolo de suplementación de apoyo hepático a base de taurina, complejo B, niacinamida, ácido tióctico, selenio y probióticos. El objetivo de dicho protocolo es prevenir la fibrosis hepática y proteger al hígado de los radicales libres. Si deseas conocer en detalle cómo hay que tomar los suplementos mencionados pulsa AQUÍ.
Aquellas personas que además de hígado graso o transaminasas altas padezcan diabetes deberían tomar a diario glucoZyme, una avanzada fórmula fitonutricional diseñada específicamente para normalizar los niveles de glucosa.
Opcionalmente, es conveniente realizar varias limpiezas hepáticas con una periodicidad mensual a fin de expulsar cálculos y cadáveres de parásitos que pudiese haber en los conductos hepáticos y biliares, así como en la vesícula. Es importante recalcar que LA LIMPIEZA HEPÁTICA SOLO DEBE HACERSE DESPUÉS DE HABER LIMPIADO Y DESPARASITADO LOS INTESTINOS. Si deseas conocer en detalle cómo es el protocolo de limpieza hepática pulsa AQUÍ.
En lo relativo a la alimentación, es especialmente importante consumir como mínimo 1,5 gramos de proteína por kg de peso, pues el hígado es uno de los órganos con un mayor requerimiento de aminoácidos, mucho más que los músculos; esto es debido a que el hígado utiliza aminoácidos para combinarlos con tóxicos a fin de neutralizarlos, lo que se conoce como conjugación. Las dietas detox a base de frutas y hortalizas que eliminan por completo los alimentos ricos en proteínas no ayudan al hígado a metabolizar tóxicos sino que lo privan de aminoácidos fundamentales para llevar a cabo la conjugación. Las mejores fuentes de proteína son el pollo, pavo, pescado, ternera magra, huevos y lácteos de cabra u oveja.
Mucha gente piensa que el café es perjudicial para el hígado y considera que dejar de tomar café es un hábito saludable similar a dejar de fumar. Si bien es cierto que hay personas que no toleran bien el café y experimentan nerviosismo, insomnio y ardor de estómago al tomarlo, la realidad es que la cafeína es una sustancia hepatoprotectora que mejora la capacidad del hígado para metabolizar tóxicos y actúa como antioxidante, por lo que aquellas personas que toleren bien el café pueden tomar dos o tres cafés al día sin problema, pues es muy beneficioso para el hígado; además, el café contiene aparte de cafeína otras sustancias igualmente hepatoprotectoras como la trigonelina.
Si cuidas tu hígado sentirás más energía, tendrás un sueño profundo y reparador, mejor estado de ánimo, mejores digestiones… en definitiva, te sentirás 15 años más joven. Empieza a cuidarlo desde hoy mismo, solo tienes uno…
Articulo escrito por Ignacio Chamorro, Miembro de la Dr Clark Research Association
En estos artículos no recibirá consejos médicos, pero sí pautas basadas en la naturopatía, la nutrición orto-molecular y las investigaciones de la Dra. Clark. Los consejos dados no implican necesariamente que la medicina oficial esté de acuerdo con ellos.
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