PROTOCOLO ANTIENVEJECIMIENTO
Cuando mordemos una manzana, si la dejamos al aire unos minutos veremos que se pone de color marrón. Esto es oxidación.
Si echamos un vistazo bajo un coche vemos partes oxidadas, esto es oxidación también.
El oxígeno deja su huella. A lo largo de nuestra vida, respiramos alrededor de 18 toneladas de oxígeno. Necesitamos este oxígeno para producir energía en nuestros “generadores celulares” denominados mitocondrias, pero el 10% de este oxígeno se vuelve peligrosamente inestable, porque contiene un electrón libre. Estas moléculas peligrosas son lo que denominamos “radicales libres”, están formadas por átomos que tienen un electrón con capacidad de aparearse y son muy reactivos, intentando captar un electrón de moléculas estables.
Estos radicales libres viajan por todo nuestro cuerpo dañando y destruyendo otras importantes moléculas en la búsqueda de ese otro electrón. Esto es lo que denominamos estrés oxidativo, y es el causante de un envejecimiento orgánico prematuro. La formación de radicales libres aumenta considerablemente por la acción de las radiaciones solares, ciertos fármacos, una dieta inadecuada, la falta de ejercicio y el estrés.
La Dra. Clark subrayó la nocividad de estos radicales libres en los procesos degenerativos y desarrolló un protocolo para contrarrestar sus efectos negativos. Estos efectos negativos disminuyen cuando tenemos un nivel elevado de antioxidantes. Estas sustancias ofrecen un electrón a los radicales libres para estabilizarlos y evitar así que causen daño a otras moléculas.
Todos necesitamos esta protección para evitar el envejecimiento prematuro y la degeneración de nuestro ADN, células, fluidos corporales, sangre, tejido conectivo, sistema inmunológico, órganos,…
Diferentes partes del cuerpo están protegidas por diferentes antioxidantes. Las estructuras que contienen lípidos (grasas), están protegidas principalmente por las vitaminas A y E (liposolubles); por otro lado, la hidrosoluble vitamina C, nos ayuda contra los radicales libres en la sangre, fluidos corporales e intracelulares..
Los elementos traza, zinc, manganeso y selenio son esenciales para evitar la oxidación en nuestro sistema enzimático, asimismo el selenio junto a la hortensia y al escaramujo potencian nuestro sistema inmunológico.
Las plantas también contienen antioxidantes para protegerse de los radicales libres. Estos agentes antioxidantes están generalmente contenidos en semillas y en la superficie de la planta para evitar el daño producido por radiaciones UV y por el oxígeno. Esto es por lo que debemos comer cereales completos y frutas sin pelar. Pero debemos saber que es muy difícil ingerir suficientes antioxidantes sólo procedentes de la dieta. Para conseguir 3 gramos de vitamina C, por ejemplo, deberás comer aproximadamente 8 kilos de naranjas o de brócoli cada día. Y por supuesto, no cocinarlo, porque el microondas destruye el 85% de los antioxidantes y el cocinado el 65%.
La gran parte del poder reductor y detoxificante de la célula depende de una cantidad adecuada de cisteína.
Por otro lado, es fundamental que el hierro que se encuentra en nuestro organismo sea “ferroso” y no “férrico” (oxidado), y es por lo que en todo protocolo antienvejecimiento se debe incluir el MSM para ayudar a convertir el hierro férico en ferroso.
El ácido álfa lipoico (ácido tióctico) ya de por sí un magnífico y potente antioxidante capaz de actuar tanto en medios lipídicos como acuosos. El ácido alfa lipoico no debe faltar en ningún programa nutricional destinado a disminuir el estrés oxidativo.
Los antioxidantes trabajan en equipo, lo cual quiere decir que es más fuerte el efecto protector de varios antioxidantes combinados a la vez, que la suma de cada uno de ellos por separado.
También los oxidantes son necesarios, en los últimos años se ha descubierto que muchos agentes oxidantes ejercen un efecto antioxidante o beneficioso debido a la hormesis. La hormesis es un fenómeno caracterizado por el hecho de que dosis bajas de un tóxico ejercen un efecto contrario al producido en dosis altas. De este modo al someter al organismo a cierto grado de estrés oxidativo, este reacciona incrementando la actividad de sus defensas antioxidantes. Cuando tomemos un oxidante como el inositol, debemos separarlo al menos 4 horas de la toma de los antioxidantes ya que tienen acciones opuestas.
Resultarán de gran ayuda suplementos como la betaína clorhídrica para mantener bajos los niveles de la peligrosa homocisteína.
Utilizando el Protocolo antienvejecimiento estamos ayudándonos con los descubrimientos de la Dra. Clark y de la nutrición moderna.
De continuo a diario, durante 3 meses:
Pautas:
- Vitamina A (Clark): 1 desayuno
- Vitamina C (Clark): 1 desayuno
- Vitamina E (Clark): 1 desayuno
- Selenio (Clark): 1 desayuno
- Zinc (Clark): 1 comida
- Cisteína (Clark): 2 comida
- Betaína (Clark): 1 desayuno, 1 comida y 1 cena
- Acido tióctico (Clark): 1 desayuno
- Manganeso (Clark): 1 comida
- Hortensia (Clark): 1 desayuno
- Escaramujo (Clark): 1 desayuno
- MSM (Clark): 1 comida
- Inositol (Clark): 1 cena
- El programa puede ser repetido cuantas veces se quiera
- En caso de tener preguntas sobre este programa, consulte a un terapeuta
Ignacio Chamorro
Instituto Clark España
Articulo escrito por Ignacio Chamorro, Miembro de la Dr Clark Research Association
En estos artículos no recibirá consejos médicos, pero sí pautas basadas en la naturopatía, la nutrición orto-molecular y las investigaciones de la Dra. Clark. Los consejos dados no implican necesariamente que la medicina oficial esté de acuerdo con ellos.
Para cualquier consejo médico acuda a su médico!