Esta semana explicaré un trastorno que sufre gran parte de la población y que es importante que sepamos por qué se produce y cómo tratarlo de una manera sana y efectiva.
Me refiero a las tan molestas, varices.
Espero que le guste
Un Cordial saludo,
Ignacio Chamorro
Director de Instituto Clark España
Miembro de la Dr. Clark Research Association
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VARICES
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El trastorno que vamos a abordar resulta de especial interés por cuanto presenta una alta incidencia en la población actual y mucho más allá del punto de vista estético, supone una alteración circulatoria que puede desencadenar a su vez múltiples trastornos.
Las varices constituyen una afección que manifiesta un estado general de toxemia orgánica, por ello, en el tratamiento de dicha enfermedad deberemos atenernos a un enfoque holístico encaminado a depurar y sanar todas y cada una de nuestras células y no sólo las venas de las piernas.
Variz es la denominación con que designamos la dilatación patológica y crónica de las venas de cualquier parte del organismo. Para entender por qué se produce esta dilatación, haremos un repaso muy simple de la fisiología circulatoria.
El corazón impulsa la sangre a través de las arterias para hacer llegar a los tejidos el oxígeno y demás nutrientes necesarios, y los tejidos a su vez devuelven a la circulación dióxido de carbono, así como otras substancias, a través de las venas. Vemos pues que la circulación se verifica en un solo sentido. A fin de que la sangre no retroceda en su recorrido, las venas cuentan con una serie de válvulas que impiden el reflujo. Sin embargo, por diversos motivos que analizaremos detalladamente más adelante, las venas pueden perder tono al debilitarse y distenderse el tejido conjuntivo del que están compuestas. Tal estado de laxitud patológica, se traduce en una pérdida de estanquidad de las válvulas, ya que al dilatarse la vena las lengüetas de las válvulas se distancian y dejan paso para el retroceso de la sangre. La sangre al retroceder se estanca y genera presión, por lo que distiende aún más la vena y ésta se muestra incapaz de cumplir su importante función de conducir la sangre al ventrículo derecho del corazón.
Antes mencionamos que el factor desencadenante de las varices es la debilidad del tejido conjuntivo. Cuando dicho tejido se encuentra sano es compacto, visto al microscopio se asemeja a una fina y tupida tela de seda en la que apenas se aprecia la trama, pero diferentes motivos causan que dicho tejido pueda distenderse y volverse endeble de manera que si lo observáramos aumentado miles de veces parecería una burda tela de arpillera.
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¿Por qué se produce tal fenómeno?
¿Qué factores lo motivan?
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Tradicionalmente se consideró al tejido conjuntivo como un mero tejido de sostén y relleno sin otra función que la estructural. Sin embargo, gracias a la microscopía electrónica, los científicos pudieron adentrarse en la intimidad del organismo, de sus células y descubrir los mecanismos subyacentes de la salud y la enfermedad.
Tal avance tecnológico supuso una verdadera revolución en cuanto a la comprensión de las funciones desempeñadas por el tejido conjuntivo. En efecto, éste no se limita a ejercer de cemento o andamiaje entre células, sino que es un verdadero “superórgano” encargado de coordinar la defensa general de los tejidos y de almacenar numerosos tóxicos que se hallan a la espera para poder ser metabolizados y excretados por los órganos emuntorios.
¿Pero qué sucede si se almacenan toxinas a un ritmo más rápido del que pueden ser excretadas?. Pues que el tejido conjuntivo se satura y con el tiempo se debilita. Cuando este fenómeno se verifica en la piel, se forman arrugas y flaccidez, si se produce en el estómago dará lugar a ptosis, dilataciones, hernia de hiato, si se localiza en las arterias generará un aneurisma, si afecta al pulmón se generará el trastorno conocido como enfisema, etc. ¡la dilatación es sinónimo de tejido conjuntivo intoxicado!
A pesar de todo lo expuesto, no debemos olvidar que en muchas ocasiones el tejido conjuntivo se debilita debido a que el organismo carece de la cantidad óptima de nutrientes necesarios para la síntesis de colágeno. Estos nutrientes son el magnesio, la vitamina C y el aminoácido L-lisina.
Si nos atenemos al enfoque de la homotoxicología, las varices constituyen una fase de depósito de toxinas en el tejido venoso y gracias a las investigaciones de la Dra. Clark este depósito de toxinas va acompañado siempre de una parasitosis.
¿Se puede desintoxicar el organismo? ¿Se puede revertir todo el daño infligido a los tejidos? ¡Claro que sí!, pero requiere tiempo y determinación. Sin embargo, la mayoría de las personas desean librarse de las varices con rapidez y recurren a métodos que ofrecen resultados inmediatos. Dichos métodos, se trate del que se trate, se basan en cerrar la vena de manera que no aloje sangre y se atrofie y sea reabsorbida. Tal es el fundamento del tratamiento esclerosante, del láser, de la crioesclerosis, de la inyección de microespuma…
Tales tratamientos dejan en pie la causa y por tanto no evitan recidivas y el que las venas restantes se vuelvan varicosas. De hecho favorecen la aparición de nuevas varices puesto que al haberse eliminado parte del sistema venoso el resto del sistema tendrá que bombear el mismo volumen de sangre pero disponiendo de menor cantidad de conductos por lo que éstos acaban sobrecargados y dilatándose debido al exceso de presión resultante.
Además cuando eliminamos la manifestación externa de un trastorno estamos cometiendo un gran error si pensamos que hemos alcanzado la curación. Aunque no nos percatemos de ello, la misma causa que ha debilitado el tejido conjuntivo, la misma causa responsable de una circulación deficiente, los mismos tóxicos, los mismos patógenos, las mismas carencias que han determinado un proceso en particular, el día de mañana podrán afectar a otros órganos si no hacemos nada por erradicarlos.
Concretando, el mismo terreno toxémico e infeccioso que ha propiciado la aparición de las varices, podrá afectar al resto de órganos y producir trastornos mucho más graves. Y entramos de lleno en el recto criterio higienista biológico que afirma acertadamente que las diferentes enfermedades no son más que manifestaciones locales de un proceso mucho más amplio que afecta al organismo en general.
Si extirpamos un tejido en el que se depositaban las toxinas o los parásitos mientras sigamos ingresándolos en el sistema, dichas toxinas y parásitos cambiarán de localización y enfermarán otro órgano. En definitiva esa es la toxemia y la parasitosis, una sola causa, miles de manifestaciones.
Existen no obstante, factores capaces de predisponer, aunque de manera muy secundaria el desarrollo de varices. Tales factores son el embarazo, sedentarismo, estar de pie mucho tiempo, ropa ajustada, la costumbre de sentarse con las piernas cruzadas, calefacción intensa (braseros)….
A pesar de recomendar encarecidamente todos los factores enumerados, a excepción del embarazo, debo insistir en que se trata de causas secundarias que solo pueden favorecer la aparición de varices previa existencia de una alteración del tejido conjuntivo.
Como indicamos anteriormente, por fortuna, hoy en día contamos con medios de primer orden para depurar los tejidos y desparasitarlos. Una medida fundamental es una alimentación hipotóxica, libre de alimentos procesados y que garantice varias evacuaciones intestinales diarias. La obesidad es otro factor que a su vez desencadena y acelera la aparición de varices. El estreñimiento es otro factor que a su vez desencadena y acelera la aparición de varices. El estreñimiento es no solo responsable en la génesis de las varices sino de prácticamente toda la patología.
Una de las mejores formas de optimizar el flujo venoso en todo el organismo es mediante el protocolo Clark de limpieza hepática, sin embargo debemos recalcar que dicho método a pesar de ser sumamente beneficioso y completamente inocuo si se realiza adecuadamente, requiere una serie de pautas muy precisas para resultar verdaderamente efectivo y por otro lado, debe ser repetido varias veces. Con ello solo pretendemos advertir al lector, puesto que actualmente circulan publicaciones que exponen tan magnífico método de una manera muy somera y superficial, omitiendo detalles de trascendental importancia.
Un factor importante que hay que tener en cuenta es la presencia de parásitos, que alojados en las válvulas venosas, transforman de forma severa la circulación de retorno. Se trata del onchocerca volvulus, el cual se halla también implicado en multitud de procesos degenerativos, especialmente linfomas, tanto Hodgkin como no Hodgkin.
Recapitulando, para que una vena recupere su funcionalidad, es necesario:
1º Eliminar el onchocerca volvulus por medio de un Protocolo de Limpieza Intestinal (Clark). http://terapiaclark.info/limpieza-intestinal/
2º Fortalecer el colágeno y fluidificar la sangre a la vez que descongestionamos el hígado, realizando varias Limpiezas Hepáticas de la Dra. Clark (http://terapiaclark.info/limpieza-de-higado/), separadas entre sí un mínimo de 3 semanas, para así favorecer la circulación portal y de esta manera estimular la circulación venosa en todo el organismo.
Para fortalecer el colágeno es muy útil la vitamina C en dosis de 1 a 2 gramos en cada comida y la lisina (2 gramos 20 minutos antes de una de las comidas).
Es posible mejorar la fluidez de la sangre mediante la ingesta de ácidos grasos omega 3 (de 9 a 15 perlas diarias), enzimas proteolíticas como la papaína (3 gramos una hora antes de una de las comidas).
No debemos olvidar que el estreñimiento es uno de los principales factores que favorecen la aparición de varices al favorecer la congestión de las venas del abdomen, especialmente la vena porta.
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PROTOCOLO CONTRA LAS VARICES:
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1º Protocolo de limpieza intestinal
2º
• 1 o 2 gramos de vitamina C con cada comida.
• 9 a 15 perlas diarias de omega 3, con desayuno o comida.
• 2 gramos de lisina, 20 minutos antes de la cena.
• 3 gramos de papaína 1 hora antes de la comida.
Y paralelamente a esta suplementación se realizaran las limpiezas hepáticas.
Articulo escrito por Ignacio Chamorro, Miembro de la Dr Clark Research Association
En estos artículos no recibirá consejos médicos, pero sí pautas basadas en la naturopatía, la nutrición orto-molecular y las investigaciones de la Dra. Clark. Los consejos dados no implican necesariamente que la medicina oficial esté de acuerdo con ellos.
Para cualquier consejo médico acuda a su médico!