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Apreciado Amigo:

¿Quién no ha tenido en algún momento de su vida dolor de cabeza, irritabilidad, poca concentración, avidez por los dulces y mala memoria?

En este artículo veremos un trastorno muy común en gran parte de la población y que puede traernos diversos desequilibrios.

Espero que le guste

Un abrazo,

 

Ignacio Chamorro

Director de Instituto Clark España

Miembro de la Dr. Clark Research Association

 


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HIPOGLUCEMIA

¿Qué es la hipoglucemia?

La hipoglucemia fue descrita por primera vez en los años veinte por el médico estadounidense Seale Harris. La hipoglucemia es un fenómeno caracterizado por un descenso de los niveles de glucosa en sangre por debajo de los valores normales indispensables para sostener una adecuada actividad cerebral. Estos niveles oscilan entre 75 y 80 miligramos, valores inferiores nos llevan a desequilibrios endocrinos y nerviosos.

 

¿Qué consecuencias depara al organismo la hipoglucemia?

El conocido autor higienista Marc Ams denominó a la hipoglucemia “el laberinto de los mil síntomas”. Los síntomas debidos a la hipoglucemia son consecuencia de la privación de glucosa que sufre el sistema nervioso (neuroglucopenia) o bien de la súbita descarga de adrenalina, y en menor medida cortisol, que se produce en respuesta a la misma. Los síntomas producidos por la bajada de glucosa son:

  • Cefaleas (dolores de cabeza)
  • Confusión
  • Irritabilidad
  • Alteración del comportamiento
  • Visión doble
  • Pérdida de fuerza de los miembros
  • Nerviosismo y alteraciones del nivel de conciencia
  • Mareo
  • Dificultad para hablar de forma coherente
  • Mala memoria
  • Incapacidad para concentrarse
  • Somnolencia
  • Dificultad para tomar decisiones
  • Avidez por dulces
  • Ingesta compulsiva

La súbita descarga de adrenalina nos puede traer:

  • Palidez
  • Sudoración
  • Palpitaciones
  • Temblores
  • Escalofríos
  • Náuseas
  • Agresividad
  • Miedo
  • Fobias
  • Pesadillas
  • Despertares de madrugada
  • Irritabilidad

Con el paso del tiempo, las continuas reacciones hipoglucémicas favorecerán el desarrollo de trastornos tales como esquizofrenia (en personas predispuestas genéticamente), depresión, ansiedad, fobias, miedos sin razón aparente, hiperactividad infantil, déficit de atención, úlcera de estómago y ardor, trastorno maníaco depresivo, arritmia, angina de pecho falsa (debido a la vasoconstricción producida por la adrenalina) y trastorno bipolar.

La hipoglucemia puede dar lugar con el paso de los años a un estado de fatiga suprarrenal. Ante un estado de hipoglucemia, el hipotálamo envía una señal a las glándulas suprarrenales para que se produzca una potente descarga de adrenalina, con el fin de normalizar los niveles de glucosa. Si este proceso se repite varias veces a diario durante años, las suprarrenales acaban por extenuarse.

La hipoglucemia suele ser una de las causas principales de los trastornos y síntomas psiquiátricos. De hecho, los pacientes con neurastenia, neurosis ansiosa y trastorno bipolar presentan curvas de glucemia características (Michael Lesser, “Vitamin Therapy and Nutrition” 1980).

 

¿Por qué se produce?

El organismo dispone de un mecanismo muy preciso destinado a controlar los niveles de glucosa en sangre de manera que no desciendan ni se eleven demasiado. Este mecanismo consta de dos grupos de hormonas que desempeñan funciones antagónicas. Por un lado, la insulina, de intensa acción hipoglucemiante y por otro glucagón, somatotropina, adrenalina y cortisol, todas ellas hormonas hiperglucemiantes. Nótese que el organismo dispone de cuatro mecanismos independientes destinados a impedir el descenso de la glucemia, ello da una idea de lo importante que es para el organismo disponer de suficiente glucosa circulante. La hipoglucemia se produce debido tanto a una insuficiente respuesta hiperglucemiante como a una exagerada respuesta insulínica. La ingesta de grandes cantidades de glucosa produce una elevación repentina de la glucemia, ello supone en cierta medida una agresión al organismo puesto que altos niveles de glucosa disparan la producción de productos finales de glicación avanzada, de marcada acción tóxica, disminuyen la captación de vitamina C por los tejidos y por tanto inhiben el shunt penta-fosfato. Niveles de glucosa por encima de 120 mg. Producen marcada glucotoxicidad a largo plazo por lo que el organismo responde de inmediato produciendo una intensa descarga de insulina. La cantidad y tipo de carbohidratos consumidos hoy en día inducen una respuesta insulínica exagerada.

La glucosa ejerce un marcado efecto inhibidor de la gluconeogénesis, glucogenólisis y lipólisis, mediado por la insulina, digamos que para el organismo es una prioridad el deshacerse de la glucosa lo antes posible (dada su toxicidad) y por ello detiene la obtención de energía a partir de otros substratos con el fin de oxidar rápidamente la glucosa o bien formar glucógeno o triglicéridos. Resulta evidente que, si el organismo recibe un aporte de glucosa exógeno, detendrá los procesos endógenos de producción de la misma para mantener la homeostasis. Sin embargo, la magnitud del efecto inhibitorio producido por la glucosa supera el aporte calórico de la misma. De este modo la cantidad de glucosa necesaria para producir una elevación de la glucemia aportará energía durante las dos o tres horas que dure la hiperglucemia postprandial resultante de tal ingesta, pero inhibirá la glucogénesis y la glucogenólisis durante cinco o seis horas. Si a partir de la tercera hora de ingerida la glucosa los niveles de esta se normalizan, pero los mecanismos encargados de mantener estos niveles se hallan inhibidos, el resultado será invariablemente una hipoglucemia debido a que el cerebro continúa consumiendo glucosa al mismo ritmo durante todo el tiempo. Eso es básicamente la hipoglucemia.

La fatiga adrenal también da como resultado hipoglucemia. El consumo de alcohol también, debido a que inhibe la gluconeogénesis. Los lácteos también pueden ser causantes de hipoglucemia en personas sensibles debido a que contienen una serie de péptidos insulinotrópicos. No olvidemos que la insulina es una hormona de crecimiento, destinada a estimular la división de tejidos y favorecer un balance nitrogenado positivo. Una de las características de los niños diabéticos que no reciben tratamiento es que muestran una baja estatura en comparación con otros niños de su edad. La leche de vaca está diseñada para estimular el crecimiento de músculos y huesos en un corto período de tiempo, por ello induce una poderosa secreción insulínica. Algunas personas son más sensibles que otras a este efecto. Se ha descrito, hace ya muchas décadas, la llamada sensibilidad a la leucina, caracterizada por una marcada hipoglucemia que se produce en niños pequeños tras la ingesta de leche de vaca u otros alimentos altos en leucina. La leucina estimula la secreción de insulina sin producir una hiperglucemia previa por lo que la glucemia desciende hasta alcanzar cifras muy por debajo de los niveles de glucemia previstos a la ingesta. Por todo ello, las proteínas lácteas deben ser consideradas como un factor potencialmente hipoglucemiante.

 

¿Cómo se diagnostica?

Un terapeuta con experiencia podrá detectar claramente un cuadro hipoglucémico mediante una anamnesis bien dirigida. Síntomas como temblor de manos, despertar de madrugada empapado en sudor frío, avidez por el dulce, especialmente por la tarde, necesidad imperiosa de tomar estimulantes como café, miedos sin razón aparente, taquicardia o nerviosismo son signos inequívocos. De cualquier modo, para objetivar estos hallazgos y monitorizar el progreso del paciente, así como la eficacia del tratamiento, lo ideal sería realizar una curva de glucemia o prueba de tolerancia oral a la glucosa. Dicha prueba consiste en administrar entre 75 y 100 gramos de glucosa y medir los valores de glucemia antes de la ingesta y tras la misma, en intervalos de media hora, un total de cinco horas. Es muy importante que dicha prueba dure cinco horas, a diferencia de las pruebas convencionales que duran sólo dos. Numerosos terapeutas de la escuela ortomolecular en Estados Unidos, realizan la prueba de tolerancia a la glucosa de forma rutinaria a todos sus pacientes. Hoy en día gracias a la existencia de glucómetros muy precisos estas pruebas se pueden realizar en el propio domicilio del paciente, aunque un hándicap sería el nivel cultural e intelectual del mismo, pues por sencilla que parezca, dicha prueba requiere cierta cualificación. En pacientes psiquiátricos sería inexcusable no realizarla. Aunque repetimos que tiene el inconveniente de ser una prueba algo engorrosa debido a su duración, durante la cual no se puede realizar actividad física ni comer nada. No está de más decir que la prueba deberá realizarse en ayunas.

La interpretación de la curva de glucemia requiere cierta práctica. En condiciones ideales, la glucemia no debería subir más allá de los 140 mg. ni descender más de 15 mg. por debajo del valor inicial. Al cabo de 5 horas la glucemia debería haber retornado a los niveles iniciales previos a la ingesta de glucosa.

 

¿Cómo se corrige la hipoglucemia?

Una vez más, la alimentación deberá ser el pilar fundamental del tratamiento. El objetivo principal será impedir a toda costa una elevación brusca de la glucemia. A grandes rasgos, la alimentación de la persona hipoglucémica deberá incluir suficiente cantidad de proteína y grasas, una cantidad moderada de carbohidratos de baja carga glucémica, suficiente fibra soluble y repartir la ingesta diaria en pequeñas comidas frecuentes en lugar de tres grandes comidas principales.

Asimismo, determinados suplementos podrán reforzar los efectos de la dieta y ayudar a conseguir resultados más brillantes aún si cabe. Todas las comidas deberán contener proteínas y grasas, debido a que estas disminuyen la velocidad de absorción de los carbohidratos. Además, las proteínas son una fuente de glucosa a largo plazo pues se absorben despacio y se transforman en glucosa en el hígado de forma sostenida impidiendo un descenso importante de los niveles de glucemia. Ciertos autores afirman que es importante la ingesta de suficiente cantidad de proteína en cada comida para de este modo estimular la secreción de glucagón, hormona hiperglucemiante de efectos opuestos a la insulina. Sin embargo, es más importante el hecho de que un 50 por ciento de la proteína dietética se transforma en glucosa, aunque sin producir elevaciones de la glucemia. Realmente las proteínas son un “carbohidrato lento”. Las grasas disminuyen la velocidad de absorción de cualquier nutriente o substancia que se ingiera de forma simultánea. Por lo tanto, las proteínas y los carbohidratos que se consuman con una pequeña cantidad de grasa pasarán al hígado lentamente en lugar de irrumpir de forma brusca.

Resulta muy esclarecedor el hecho de que las personas gastrectomizadas padezcan fuertes hipoglucemias, debido a que los alimentos pasan directamente al intestino y son absorbidos muy rápidamente. Las grasas, al retardar el vaciado gástrico, logran un efecto contrario. Además, las grasas producen saciedad al inducir la secreción de colecistoquinina y otras hormonas peptídicas. Este efecto ayudará a que la persona hipoglucémica experimente menos ansiedad y ansias por comer lo cual ayuda a romper el círculo vicioso, hambre-carbohidratos rápidos-hipoglucemia-hambre….

Las mejores fuentes de grasa son aquellas ricas en ácidos grasos monoinsaturados como el aceite de oliva, aguacate, macadamias, almendras y también el aceite de coco, muy rico en ácido láurico. Los MCT (triglicéridos de cadena media) serán también de gran ayuda pues al ser capaces de atravesar la barrera hematoencefálica, impiden cualquier manifestación neuroglucopénica en caso de hipoglucemia. En un estudio publicado en la revista Diabetes, un grupo de diabéticos tipo 1 recibió inyecciones de insulina y una dosis de 100 mililitros de MCT. Otro grupo recibió su dosis de insulina, pero sin el MCT. Ambos grupos experimentaron un descenso importante de la glucemia, con la diferencia de que el grupo que consumió MCT no experimentó un deterioro de la capacidad mental durante el periodo de tiempo que duró la hipoglucemia. Además el MCT aumenta los niveles de GABA en cerebro, especialmente si se consume junto con una dieta restringida en carbohidratos. Ello da lugar a una reducción de los niveles de ansiedad, tan frecuente en personas hipoglucémicas. En definitiva, los MCT son una fuente alternativa de energía para el cerebro que apenas induce secreción de insulina por lo que no agrava al hipoglucémico.

Las mejores fuentes de carbohidratos serán aquellas cuyo contenido sea reducido y de absorción lenta. Los principales alimentos que reúnen estas características son las verduras (excepto patata, boniato, guisante, remolacha y zanahoria) y en menor medida las frutas, aunque ya decimos que como dicha dieta debe incluir proteína y grasas en todas las comidas, la fruta consumida simultáneamente daría lugar a hinchazón y meteorismo. Exceptuando la manzana. Las legumbres secas como garbanzos, lentejas y judías pueden ser incluidas en la dieta un par de veces por semana y en pequeña cantidad, pues son muy ricas en almidón.

La ingesta de fibra soluble ayudará sobremanera al éxito de este tratamiento. La fibra soluble envuelve los alimentos impidiendo que sean absorbidos rápidamente y permitiendo un paso de nutrientes a la sangre sostenido y constante. Además, produce saciedad pues apenas unos gramos absorben mucho agua y aumentan de volumen hasta 10 y 20 veces. Fuentes de fibra soluble son el alginato, la goma guar, el agar agar, las semillas de lino, el psyllium y la pectina. Es aconsejable tomar 5 gramos antes de cada comida. Es recomendable dejar en remojo la fibra soluble el día anterior para que forme un gel.

Por último, los lácteos deberían ser evitados, excepción hecha de la proteína de suero, que puede ser útil a la hora de preparar batidos cuando no disponga de tiempo.

Si bien las medidas dietéticas mencionadas son suficientes como para lograr una marcada mejoría clínica, podemos apoyarlas con la suplementación de cromo, magnesio, zinc, complejo B, niacina y ácido pantoténico. Asimismo, aparte del uso del complejo B, puede ser interesante aportar algunas vitaminas B en mayor cantidad, este es el caso de la niacina y el ácido pantoténico. La niacina presenta un ligero efecto hiperglucemiante, por lo que si se consume con estómago vacío antes de la comida, impedirá una respuesta hipoglucémica horas después. Además, la niacina ejerce un efecto ahorrador de triptófano, aumentando los niveles de serotonina, neurotransmisor inhibitorio con efectos ansiolíticos y saciantes. Muchas personas consumen carbohidratos de forma intuitiva porque de esta manera aumentan los niveles cerebrales de serotonina, pues el aumento de insulina que producen los carbohidratos aumenta la captación cerebral de triptófano. El efecto ahorrador de triptófano de la niacina se debe a que ante un escaso aporte exógeno de niacina o niacinamida, el cuerpo sintetiza estas a partir del triptófano, requiriéndose 60 miligramos de triptófano para producir tan solo 1 miligramo de niacina. Es un proceso bastante ineficiente. Por tanto, administrando suficiente niacina aumentamos la cantidad de triptófano disponible.

 

PROGRAMA DE SUPLEMENTACIÓN PARA MEJORAR LA HIPOGLUCEMIA

  • Complejo B: 1 en desayuno
  • Óxido de magnesio: 1 en desayuno y 1 en cena
  • Niacina: 1 antes de la comida
  • Ácido pantoténico: 1 en comida
  • Zinc: 1 en cena
  • Psyllium: 1 cucharadita con 2 vasos de agua, 20 minutos antes del desayuno, comida y cena

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Articulo escrito por Ignacio Chamorro, Miembro de la Dr Clark Research Association

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En estos artículos no recibirá consejos médicos, pero sí pautas basadas en la naturopatía, la nutrición orto-molecular y las investigaciones de la Dra. Clark. Los consejos dados no implican necesariamente que la medicina oficial esté de acuerdo con ellos.

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