En los últimos años, accidentes como el de Fukushima, así como la posibilidad de una guerra nuclear a raiz del conflicto en Ucrania, demuestran que lamentablemente la contaminación radiactiva sigue siendo una amenaza real para el género humano. Sin embargo, a pesar de lo peligrosos que son los isótopos radiactivos, podemos adoptar medidas eficaces para protegernos de los mismos.

El yodo-131 es uno de los productos resultantes de la fisión nuclear del uranio y el plutonio. La detonación de bombas atómicas y los accidentes nucleares liberan a la atmósfera este isótopo del yodo, el cuál es fijado y retenido por las células foliculares tiroideas, aumentando significativamente el riesgo de cáncer de tiroides, pues el yodo-131 es radiactivo. La mejor forma de protegerse frente al yodo-131 es saturar previamente la glándula tiroides con yodo normal, de manera que en caso de exposición al yodo radiactivo este no sea retenido y acumulado. Los comprimidos de yodo, así como las algas marinas, no sirven para este propósito, pues la cantidad que aportan es muy baja; la dosis diaria recomendada de yodo es de unos 0,15 miligramos por día, mientras que para poder saturar la glándula tiroides habría que tomar una dosis de unos 130 miligramos de yoduro potásico, imposible de obtener a partir de alimentos o multivitamínicos. El yodo Lugol es especialmente efectivo para saturar la glándula tiroides, pues aporta 5 mg de yoduro potásico por gota; si quieres saber qué dosis de yodo Lugol tomar para protegerte del yodo-131, pulsa AQUÍ.

El IP6 o hexafosfato de inositol es uno de los suplementos más efectivos para proteger a las células del daño causado por sustancias radiactivas como el cesio-137 o el estroncio-90, que se liberan en grandes cantidades a la atmósfera en caso de desastre nuclear. En primer lugar, el IP6 es un excelente quelante que atrapa los isótopos radiactivos y permite su eliminación a través de la orina, impidiendo así que se acumulen en las células y produzcan daños irreversibles; en segundo lugar, el IP6 es un excelente antitumoral debido a que frena la división descontrolada de las células, pues es de los agentes antiproliferativos más potentes que se conocen; por si fuera poco, el IP6 es un excelente inmunoestimulante, pues activa los linfocitos natural killers, encargados de destruir células tumorales. Por último, el IP6 es un excelente antioxidante, lo que resulta muy útil, ya que la radiación ionizante emitida por los isótopos radiactivos genera mucho estrés oxidativo en las células. La dosis efectiva de IP6 es de 20 gotas al día en una sola toma y distanciada de las comidas.

Pese al grave peligro que supone la contaminación radiactiva, podemos adoptar medidas concretas y eficaces para proteger nuestra salud ; gracias a los descubrimientos de la doctora Hulda Clark, el planeta Tierra es un lugar un poco más seguro…

Articulo escrito por Ignacio Chamorro, Miembro de la Dr Clark Research Association

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