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Apreciado Amigo:

Para seguir con el intestino y su relación con nuestra salud, esta semana le explico una disfunción intestinal que puede estar presente en el origen de muchas de las enfermedades que nos afectan.

Espero que le guste

Un abrazo,

 

Ignacio Chamorro

Director de Instituto Clark España

Miembro de la Dr. Clark Research Association

 


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DISBIOSIS INTESTINAL

 

¿Qué es la Disbiosis Intestinal?

Es un desequilibrio de la flora bacteriana intestinal caracterizado por una proliferación excesiva del número total de bacterias, predominando las Gram-negativas, putrefactivas y alcalígenas frente a las Gram-positivas, fermentativas y acidófilas. Es frecuente que la flora bacteriana del colon retroceda a través de la válvula ileocecal llegando a colonizar el íleon y el yeyuno.

 

¿Por qué se produce la Disbiosis?

La disbiosis se produce debido a una dieta muy alta en proteínas, sobre todo de origen animal y un aporte insuficiente de prebioticos (Fibras Prebioticas). El consumo de almidón crudo, como el presente en la miga de pan o la pasta al dente, también contribuye de manera significativa al aumento de la población de bacterias intestinales. Una mala masticación provoca que muchos alimentos no sean absorbidos ni digeridos en el intestino delgado y pasen intactos al colon, donde serán pasto de bacterias que proliferarán en exceso debido a la gran cantidad de “caldo de cultivo” disponible.

Una secreción inadecuada de bilis permitirá la proliferación de bacterias en las partes altas del intestino delgado, pues la bilis ejerce un efecto bacteriostático (de ahí la importancia de realizar al menos 2 limpiezas hepáticas http://terapiaclark.info/limpieza-de-higado/ al año, realizada cada una después de una limpieza intestinal http://terapiaclark.info/limpieza-intestinal/).

Una inadecuada secreción estomacal tendrá las mismas consecuencias pues por un lado los alimentos pasarán al intestino sin haber sido bien digeridos y por otro, el estómago albergará gran cantidad de bacterias comenzando la fermentación ya antes de que los alimentos pasen al intestino. El estreñimiento contribuye sobremanera a la superpoblación bacteriana en el tubo digestivo. Recordemos que un tercio del peso de las heces lo componen bacterias. La evacuación diaria resulta de crucial importancia para mantener controlada la población de bacterias. El consumo de inhibidores de la bomba de protones (como omeprazol, pantoprazol, lansoprazol, etc…) conduce invariablemente al llamado SIBO (Small Intestine Bacterial Overgrowth). El SIBO es un trastorno caracterizado por la presencia de bacterias propias del colon en el intestino delgado. En condiciones normales, la concentración de bacterias en el intestino es 100.000 veces menor que en el colon. En los casos de SIBO, la población de bacterias del intestino delgado se multiplica por diez, dando lugar la formación de un biofilm que impide la absorción de nutrientes, gases, hinchazón y exceso de permeabilidad intestinal.

 

¿Qué consecuencias depara al organismo la Disbiosis?

No sería exagerado afirmar que la disbiosis es la madre de todas las enfermedades. La primera consecuencia sería un aumento de la toxemia, sobrecargando la función hepática. El exceso de permeabilidad intestinal se debe en gran medida a la disbiosis. La disbiosis inunda la sangre de tóxicos, que al ser transportados a los tejidos producirán toda clase de patología. Las enfermedades hepáticas y urogenitales, especialmente el flujo blanco, cistitis, prostatitis, miomas y metrorragias son siempre consecuencia de una disbiosis. Las migrañas, dolores articulares y trastornos otorrinolaringológicos también, por citar sólo unos pocos.

Lo peor de todo es que la disbiosis se asocia siempre con exceso de permeabilidad por lo que no solo aumenta la cantidad de tóxicos que se forman en el tubo digestivo sino también su absorción. La enfermedad inflamatoria intestinal, el síndrome de colon irritable, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa y demás patologías del colon también son en gran medida consecuencia de la disbiosis.

Por eso desde la perspectiva de la Terapia Clark, para tratar la práctica totalidad de enfermedades comenzamos realizando un protocolo de limpieza intestinal http://terapiaclark.info/limpieza-intestinal/, porque el origen de las patologías suele estar en una disbiosis, que si no se corrige, hará difícil la curación.

 

¿Cómo se corrige la Disbiosis?

La disbiosis es relativamente fácil de corregir en unas semanas a condición de que la persona modifique radicalmente sus hábitos de vida y adopte un programa de suplementación intensivo. La alimentación más recomendable, hasta que no se produzca una mejoría evidente, será un régimen vegetariano estricto pues lo que buscamos es reducir al máximo la flora de putrefacción. Se trata de aplicar la ley de la compensación, dado que existe una proliferación excesiva de flora putrefactiva, cualquier factor capaz de favorecerla deberá excluirse durante un tiempo. Las carnes, pescados, huevos y quesos favorecen el desarrollo de una flora putrefactiva, por lo tanto, si queremos reducir la población de bacterias putrefactivas debemos limitar al máximo el consumo de estos productos.

La alimentación deberá consistir en abundantes frutas frescas especialmente manzanas, peras, caquis y plátanos maduros, debido a su alto porcentaje de fibra soluble y en el caso de caquis y manzanas, de taninos. El chucrut deberá formar parte del menú al menos tres veces por semana. Es importante no consumirlo junto con almidones (pasta, pan…) puesto que los ácidos inhiben la acción de la ptialina (enzima de la saliva que se encarga de la primera fase de digestión de los carbohidratos). Mejor consumirlo en la cena, haciendo una ensalada con el mismo. Las cenas deberán ser muy parcas y tempranas pues a partir del atardecer decrece la producción de jugos digestivos y los alimentos tenderán a digerirse peor y fermentar. La compota de manzana biológica, sin azúcares añadidos, puede ser consumida con cualquier comida y a cualquier hora. Es especialmente beneficiosa debido a su aporte de pectina, ácido málico y taninos. El zumo de chucrut o de verduras lactofermentadas también resulta benéfico. Lo mismo podemos decir del vinagre de sidra. Sin embargo, insistimos que aunque dichos ácidos resultan muy beneficiosos para restaurar el pH del colon, inhibir el crecimiento de cepas putrefactivas y favorecer la implantación de cepas probióticas acidófilas, deben consumirse distanciados varias horas de comidas con almidón, pues si se consumen junto con este, no permitirán su digestión al inhibir la acción de las amilasas y el almidón sin digerir fomentará el crecimiento excesivo de bacterias y la consiguiente disbiosis. Nunca estará de más insistir en que el éxito de dicho programa requiere la abstención de fritos y comidas procesadas. El gluten deberá ser excluido (esto incluye espelta y kamut). Volvemos a insistir en lo alimentos más recomendables son las frutas, verduras y cereales como arroz, mijo, trigo sarraceno, tubérculos como el boniato y grasas saludables como el aceite de oliva y el de coco. La leche de almendras, especialmente si es preparada en casa, resulta muy recomendable. Abstenerse de preparados de leche de almendra comerciales que contienen básicamente azúcares.

El aceite de coco ejerce un efecto bactericida y fungicida. Existen evidencias de su eficacia frente a Helicobacter pilory, Escherichia Coli y Vibrio Cholerae, por citar solo unos pocos patógenos. Además es una gran fuente de ácido láurico tan recomendado para combatir la infección por cándidas.

 

La suplementación será la siguiente:

FASE 1:

Realizar una Limpieza Intestinal (Clark) http://terapiaclark.info/limpieza-intestinal/

 

FASE 2:

Nada más levantarse tomar un vaso de agua con un par de cucharadas de vinagre de sidra y 2 cápsulas de un probiótico como Royal Flora de Clark (visto en el artículo anterior).

 

Junto con cada comida principal tomar 300 mg de betaína clorhídrica (Clark), esto ayuda a digerir los alimentos y además erradica los clostridios del tracto digestivo.

 

Junto con la comida del mediodía tomar entre 5 y 10 gotas de aceite de orégano (Clark). Verter las gotas en una cápsula vacía, cerrar y tomar al final de la comida. Al principio podrá producir reflujo. Al cabo de días o semanas se desarrolla tolerancia. No verter las gotas directamente en la boca pues irritan fuertemente la mucosa bucal.

 

Consumir cinco gramos diarios de FOS (fructooligosacáridos) diluidos en alguna bebida caliente. Al principio producirán gas, pero este efecto desaparece a los pocos días, conforme la flora intestinal mejora.

 

Y durante esta 2ª fase, realizar al menos 2 Limpiezas Hepáticas (Clark). http://terapiaclark.info/limpieza-de-higado/.

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Articulo escrito por Ignacio Chamorro, Miembro de la Dr Clark Research Association

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En estos artículos no recibirá consejos médicos, pero sí pautas basadas en la naturopatía, la nutrición orto-molecular y las investigaciones de la Dra. Clark. Los consejos dados no implican necesariamente que la medicina oficial esté de acuerdo con ellos.

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