imagen-jefeApreciado Lector:

A lo largo de las siguientes líneas veremos en qué consiste el proceso denominado hipertensión arterial esencial, por qué se produce y qué peligros entraña para la persona que lo padece.

Aplicando minuciosamente las pautas que pasaremos a exponer, podemos normalizar nuestra tensión arterial, evitando peligrosas complicaciones como la apoplejía, la arterioesclerosis o el infarto, capaces de poner fin a nuestros días o dejarnos incapacitados de por vida.

 

Espero que le guste

Un Cordial saludo,

 

Ignacio Chamorro

Director de Instituto Clark España

Miembro de la Dr. Clark Research Association

 


 

Hipertensión Arterial

 

¿Qué es la hipertensión arterial?

La hipertensión arterial es un proceso fisiológico caracterizado por una elevación de la presión que ejerce la sangre sobre los vasos, ello se debe a que el corazón bombea ésta con más fuerza. Con el objeto de mantener continuamente elevada la presión, el ventrículo izquierdo del corazón termina por aumentar de grosor, es decir, se hipertrofia.

¿Por qué se produce?

A pesar de que la medicina oficial afirma no conocer a ciencia cierta la causa de la hipertensión “esencial”, desde hace un siglo la medicina biológica ha vislumbrado los factores desencadenantes y por ende es capaz de tomar medidas adecuadas encaminadas a revertir dicho trastorno.

En toda hipertensión arterial hallamos lo siguiente:

  • Espesamiento de la sangre, aumento de su viscosidad. Al ser más viscosa el corazón debe latir con más fuerza para hacerla avanzar.
  • Disminución del calibre interior de las arterias, bien sea por vasoconstricción (generalmente causada por bacterias patógenas) o por formación de placa de ateroma que estrecha la luz arterial. Resulta evidente que hacer avanzar el mismo volumen de líquido por un conducto más estrecho, aumenta la tensión de las paredes del mismo.
  • Acumulo de tóxicos en los riñones, estos órganos se hallan expuestos las veinticuatro horas a una concentración de tóxicos muy alta. Si la persona presenta un elevado nivel de toxemia, éstos órganos se resienten y se produce un acumulo de residuos en los finos conductos, por los que la sangre circula para ser depurada, obstruyéndose. Cuando el filtro se “atasca” el corazón (la bomba) debe aumentar su esfuerzo para impulsar la sangre a través de los mismos. El corazón y los riñones trabajan juntos como decía la Dra. Clark, “como un caballo y una carreta, el corazón tira y los riñones le siguen”. Además de trabajar juntos, también fallan juntos, un aumento de la micción ayuda al corazón y un corazón fuerte ayuda a los riñones. Por eso la primera medida a realizar en caso de hipertensión es el protocolo Clark de limpieza renal http://terapiaclark.info/limpieza-de-rinon/ y vuelvo a citar otra afirmación de la Dra. Clark “aún cuando los diuréticos fuertes fallen y aunque se esté con un medicamento fuerte para el corazón, el protocolo Clark de limpieza renal puede sacarlo de un estado de emergencia. El secreto está en “el trabajo en equipo” de las diferentes hierbas que lo componen”.
  • Engrosamiento de las membranas basales, las membranas basales son una barrera que se interpone entre los tejidos epiteliales y la sangre. Los glóbulos rojos deben atravesar dicha membrana para abastecer de oxígeno a los tejidos. Cuando dicha membrana aumenta de grosor, el corazón debe redoblar sus esfuerzos para lograr que los hematíes la atraviesen y así los tejidos puedan recibir el oxígeno indispensable.
  • Un último factor que puede contribuir al desarrollo de la hipertensión arterial es el ácido úrico. El ácido úrico obra como un potente vasoconstrictor pues inhibe la óxido nítrico sintasa, enzima encargada de producir óxido nítrico, un potente vasodilatador.

En Estados Unidos se han encontrado casos de niños hipertensos debido a una ingesta excesiva de fructosa (la fructosa eleva considerablemente el ácido úrico presente en refrescos y demás productos procesados, además de en la fruta). Tras suprimir la fructosa se conseguía normalizar la tensión. Los niveles de ácido úrico en sangre nunca deberían superar los 4mg/dl.

Todos los factores enumerados, excepto el último, presentan un punto en común:

SE DEBEN A UN EXCESIVO CONSUMO DE PROTEÍNAS, ESPECIALMENTE ANIMALES, PERO TAMBIÉN VEGETALES

Veamos cómo se produce dicho fenómeno:

– Cuando la ingesta de proteínas es excesiva, con frecuencia aumenta la cantidad de proteínas y otros componentes sólidos de la sangre, por lo que ésta se vuelve más densa. Una ingesta excesiva de proteína reduce el pH de la sangre (acidifica) favoreciendo la coagulación de las proteínas plasmáticas y por tanto disminuyendo la fluidez de la misma.

– El exceso de proteína favorece el desarrollo de arterioesclerosis, debido a que genera insulinorresistencia, eleva los niveles de homocisteína, ácido úrico y glucosa en sangre. Cuando se produce insulinorresistencia las arterias no reconocen la insulina y por tanto ésta resulta ineficaz, esta hormona juega un papel primordial en el bienestar arterial puesto que favorece la vasodilatación y evita la formación de placas de ateroma. La homocisteína genera radicales libres y el ácido úrico aparte de poder obrar también como prooxidante e irritante, favorece la vasoconstricción.

– Una de las principales causas de alteraciones renales es sin duda alguna el consumo excesivo de proteínas, ya que los riñones llevan a cabo una función crucial a la hora de metabolizar y excretar la urea, los ácidos úrico, fosfórico y sulfúrico procedentes de las nucleoproteínas y los aminoácidos. Estos tóxicos, especialmente el ácido úrico, inflaman y tupen los riñones, formando depósitos en los finísimos conductos que obstruyen el flujo de la sangre a través de los mismos.

– Las membranas basales se engrosan debido a que en ellas se produce la acumulación del excedente de proteínas ingerido y que el organismo no ha podido metabolizar y transformar en urea.

Pero, ¿qué es un consumo excesivo de proteínas? Muchas personas no se dan cuenta de que el consumo diario de huevos, lácteos, carnes, aves, pescados, mariscos e inclusive legumbres resulta muchas veces excesivo. El hecho de que una gran mayoría de la población, en especial a partir de los cuarenta y cinco años, padezca en mayor o menor medida cierto grado de hipertensión arterial demuestra que comúnmente se ingieren demasiadas proteínas.

Por muy moderada que crea una persona que es su ingesta proteica, si dicha persona padece hipertensión, su consumo es a todas luces excesivo, si no, no padecería dicha afección.

Llegados a este punto, vemos que la hipertensión arterial “esencial” es una enfermedad por exceso de substancias perturbadoras que de una manera u otra obstaculizan la libre circulación de la sangre. Imaginémonos una instalación de fontanería que no tuviera un filtro junto a la toma de agua. Enseguida el agua fluiría peor puesto que las tuberías se llenarían de arenillas, barro, restos de hojas y otros detritus que terminarían por estropear la grifería, etc. Eso es básicamente la hipertensión:

OBSTRUCCIÓN DE LAS TUBERÍAS (ARTERIAS) Y FILTROS (RIÑONES, MEMBRANA BASAL) DEL ORGANISMO. La próxima semana trataremos el tema de cómo limpiar nuestro sistema circulatorio.

Para compensar dicha situación, el corazón debe impulsar más fuerte la sangre para que pueda superar dichos obstáculos e irrigar adecuadamente los tejidos. De todo ello se deduce que la hipertensión no es sino un mecanismo de supervivencia pero que a su vez puede acarrear con el tiempo, numerosos problemas de salud como el deterioro de las arterias, rotura de un vaso y consecuente derrame, infarto de miocardio, retinopatías, etc.

Sin embargo no estamos condenados de manera irremisible a sufrir tales padecimientos, aún cuando nuestra tensión arterial sistólica sea de 240 mmHg. No hay nada, ni siquiera la llamada genética, excepto nuestros malos hábitos que nos impida normalizar nuestra tensión, ¿cómo es posible? A continuación lo veremos.

Hemos reiterado que el excesivo consumo de proteínas tiene la casi total responsabilidad del proceso denominado hipertensión arterial esencial. Lógicamente la solución no puede ser otra que reducir notoriamente la ingesta de proteína.

Normalizada la tensión, deberemos acogernos a una dieta basada en cereales integrales, frutas (1 o 2 diarias), verduras y muy poca proteína si deseamos mantener los resultados obtenidos.

De forma independiente, Lothar Wendt, descubridor del acumulo del exceso de ingesta proteica en las membranas basales, propuso dos formas para revertir la hipertensión, ambas enfocadas a reducir el depósito de proteínas, el ayuno y una dieta sin ningún alimento de origen animal ni legumbres. Lothar Wendt observó que tras cuatro semanas de ayuno la tensión se normalizaba puesto que las membranas basales recobraban su grosor original al haberse permitido al organismo deshacerse del exceso de proteína.

Con una dieta libre de alimentos de origen animal y legumbres (todos ellos con un elevado porcentaje e proteína) se obtienen los mismos resultados pero en un período de tiempo mayor, unos tres meses. Resumiendo lo expuesto, a continuación señalaremos las pautas necesarias para controlar la hipertensión:

  • Disminuir el consumo de huevos, lácteos, carnes, pescados, mariscos, aves y legumbres (lenteja, judía, garbanzo, azuki, soja verde) a no más de 50 gr diarios repartidos en las dos comidas básicas. También conviene evitar la soja y derivados así como el seitán, debido a su alto porcentaje de proteína.
  • Alimentos recomendables son las frutas (1 o 2 diarias, no más), verduras, guisantes tiernos, habas tiernas, trigo sarraceno, patata, boniato, plátanos, arroz, quinoa, mijo, aceite de oliva, aceite de coco, aguacates…

El orden de comidas podría ser desayuno frutas y aproximadamente 20 gr. de alimento proteico, mediodía verduras con cereal o patata y aceite más aproximadamente 30 gramos de alimento proteico y de cenar crema de verduras o sopa.

Paradójicamente, una dieta muy baja en carbohidratos como la recomendada en la fase de inducción de la dieta Atkins (menos de 20 gramos de carbohidratos diarios) también reduce considerablemente la tensión. Ello se debe a que reduce los niveles de insulina, lo cual redunda en una mayor diuresis y pérdida de sodio, Todo lo cual disminuye la tensión arterial. De hecho, la insulina es una hormona que favorece la hipertensión pues reduce la excreción de sodio y ácido úrico. Por lo tanto, la dieta del hipertenso debería ser de baja carga glucémica, aunque en este caso el consumo de proteína no deberá superar los 0,3 gramos por kg. de peso corporal hasta que se normalice la tensión.

Interesa sobremanera eliminar todos los factores que han producido la hipertensión, puesto que son capaces de generar muchas otras enfermedades, los mismos riñones obstruidos mañana podrán ser causa de reuma y artritis, las mismas membranas basales engrosadas podrán desencadenar diabetes, las mismas arterias angostas y endurecidas desencadenarán un envejecimiento acelerado y precoz cargado de achaques. ¿Por qué contentarnos con encubrir el síntoma pudiendo eliminar tan fácilmente la causa?

En resumen, los pasos a seguir en el caso de hipertensión serían:

  • Limpieza intestinal (Clark) http://terapiaclark.info/limpieza-intestinal/. De esta forma podemos eliminar patógenos generadores de toxicidad y vasoconstricción.
  • Limpieza renal (Clark) http://terapiaclark.info/limpieza-de-rinon/. Para impulsar la eliminación de tóxicos en los riñones y sus conductos.
  • Deberemos limpiar nuestros conductos venosos y arteriales. Esto lo trataremos en el artículo de la semana que viene y desde el punto 1º realizaremos una modificación en nuestra forma de alimentarnos, siguiendo las pautas mencionadas anteriormente.

Articulo escrito por Ignacio Chamorro, Miembro de la Dr Clark Research Association

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En estos artículos no recibirá consejos médicos, pero sí pautas basadas en la naturopatía, la nutrición orto-molecular y las investigaciones de la Dra. Clark. Los consejos dados no implican necesariamente que la medicina oficial esté de acuerdo con ellos.

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